Córdoba y su ADN ladrillero
José Ignacio “Togo” Díaz y la consolidación de una identidad
El ladrillo, uno de los componentes mas tradicionales en la historia de la construcción se posicionó en la Ciudad de Córdoba con los diseños del arquitecto «Togo» Díaz, uno de los exponentes más destacados en el uso del ladrillo visto. En esta edición presentamos una reseña al uso de dicho material resumida por la arquitecta Lidia Samar , quien destaca la labor de Díaz en la consolidación de una identidad que, junto a la Cañada, la Catedral, el edificio histórico del Banco de Córdoba, la Manzana Jesuítica y las peatonales, entre otros, dieron pie a un adn que hace a la cultura arquitectónica local. Al cierre de esta introducción, presentamos una entrevista inédita que arquitextos realizó a este ícono en el año 2003.
De formas, materia e identidad urbana
Por Arq. Lidia Samar
Cuando Fernández – Galiano en su opinión titulada «Ladrillo Visto» para la revista Arquitectura Viva de octubre del 2007 comienza diciendo “El fuego y la geometría humanizan el barro”, sintetiza la nobleza de un material ancestral en la construcción.
En Jericó, (actual región palestina de Cisjordania), el asentamiento más antiguo de la humanidad según relatos bíblicos y evidencias arqueológicas, tuvo su aparición el adobe, y posteriormente el ladrillo, en las primeras viviendas que tenían una particular forma circular.
En los tiempos imperiales de los romanos, entre todas las técnicas constructivas que desarrollaron, lograron perfeccionar la fabricación de ladrillos convirtiéndolo en el material protagónico de sus edificaciones. Hoy podemos apreciar cómo el ladrillo perdura intacto en sus monumentos a través de los siglos, como por ejemplo en los arcos de descarga realizados para distribuir el peso de la cúpula del Panteón de Agripa.
Desde la Muralla China, a la Cúpula de Santa María del Fiore de Brunelleschi, desde la casa Robie de Wright a los edificios de Louis Kahn en Ahmedabad, desde las prodigiosas construcciones de Eladio Dieste al Museo Yves Saint Laurent en Marrakech del Studio KO, podemos reconocer que las posibilidades constructivas y expresivas del ladrillo son incuestionables.
El ladrillo tradicional es un material simple, versátil, que aún hoy sigue produciéndose artesanalmente en muchos sitios y a veces no es aprovechado por sus grandes propiedades: su durabilidad y el mínimo mantenimiento requerido, es aislante térmico, posee baja transmisión del sonido, permite diversas resoluciones estructurales y formales, es resistente al fuego y no necesita revoque.
En el caso de la Ciudad de Córdoba, la irrupción paulatina en el tejido urbano de los numerosos edificios de ladrillo visto del arquitecto José Ignacio “Togo” Díaz constituyó la consolidación de una identidad que, junto a la Cañada, la Catedral, el edificio histórico del Banco de Córdoba, la Manzana Jesuítica y las peatonales, entre otros, sus habitantes reconocen con orgullo, y también es digno de admiración de parte de visitantes, que los fotografian.
Previamente, el arquitecto Díaz utilizaba el ladrillo como lo hacían sus colegas y tantos constructores anónimos contemporáneos y predecesores, para construir los muros que luego se revocaban. Sólo era dejado “visto” en construcciones más modestas o en aquellos tradicionales edificios llamados utilitarios, que surgieron a partir de las demandas que generaron los efectos de la revolución industrial: los grandes centros de almacenaje en los muelles, las usinas, los molinos, la arquitectura ferroviaria, entre otros. Posteriormente, hacia la década del ´50 en Argentina comenzaron a verse sin revoques en los típicos chalets, algunos enrolados en la llamada arquitectura pintoresquista, y también en los primeros edificios modernos como por ejemplo el de la Academia Arguello de Córdoba, hoy en riesgo de demolición.
Contaba Díaz que en los años sesenta ya había comenzado a construir viviendas unifamiliares en ladrillo visto al igual que su colega Edmundo “Marqués” Arias. En ellas lograba una arquitectura integral, dotando de gran valor a los espacios interiores mediante la exploración de la relación entre el material y la luz. Esto lo llevó a indagar en las posibilidades formales que permitía el material: juegos volumétricos, pliegues, volúmenes rectos encastrados, curvos, todo se podía lograr.
Fue el arquitecto Horacio Berretta (fundador del Centro Experimental de la Vivienda Económica de Córdoba), quien le sugirió que comenzara a construir edificios con esa técnica. Surgieron así sus primeros edificios de la empresa Diaz y Lozada, que rompían con la monotonía de las construcciones en altura entre medianeras. El resultado fue el de edificios trabajados en todos sus planos hasta las medianeras y los contrafrentes, y con gran cuidado en las terminaciones. Realizados en distintos tiempos, pero con la posibilidad en algunos de estar próximos unos de otros, fueron generando ejes y núcleos dentro de la trama urbana, con una variedad de expresiones formales pero que a la vez generan diversidad dentro de la uniformidad matérica.
Posteriormente, y favorecidos por el cambio del código municipal, otros arquitectos comenzaron a adoptar el ladrillo visto en sus edificios.
Para el imaginario popular, el ladrillo resume la esencia de poder construir la casa propia y más aún, metafóricamente – como expresó Mario Benedetti en su poema «La casa y el ladrillo» – para referir a la relación intrínseca entre lugar y existencia. El poema refiere al dolor del exilio, tomando el epígrafe de Bertold Brecht, y otorgándole un valor simbólico contundente: “me parezco al que llevaba el ladrillo consigo para mostrarle al mundo cómo era su casa”. Ese valor es indudable, y reúne sentimientos innegables, y en los cordobeses aún más, puesto que ´la casa grande´(su ciudad), lleva el sello imborrable de esa arquitectura ladrillera genuina e inconfundible del maestro Díaz.
Entrevista histórica al principal exponente de la arquitectura ladrillera de Córdoba
arquitextos recuperó un material documental que data del año 2003. Se trata de una entrevista realizada a José Ignacio «Togo» Díaz», la cual fue especialmente remixada para la presente edición; en aquella oportunidad, este referente de la arquitectura cordobesa expuso una serie de lineamientos que justificaban la incorporación de este material. A lo largo del encuentro, Díaz mencionó algunos casos de éxito en los que había implementado el ladrillo; también repasó sus potencialidades, propiedades, variantes y procesos de fabricación.
A continuacion recuperamos algunos ejes importantes desarrollados a lo largo de la entrevista
Sobre la tradición ladrillera
¿Porqué el ladrillo? En Córdoba la construcción tradicional era con el ladrillo (no se dejaba a la vista). La mano de obra inmigrante (españoles, italianos) sabían trabajarlo. El salto de hoy en día se produce cuando la empresa de la cual yo era socio empieza a hacer obras de gran magnitud.
Las premisas que me impulsaron a usar este material: en primer lugar, la ciudad era sumamente heterogénea (pero no en calidad como Nueva York). Aunque los edificios estaban destinados a recibir otro edificio al lado, la idea era trabajarlo como volumen en envolvente.
Hay arquitectos que trabajan la medianera como contenedor y luego hacen un frente. El ladrillo es un material que se mantiene muy bien en el tiempo, con una conservación nula. Nos basamos en replicar la idea en varios edificios.
Lo bueno de hoy es que la ciudad tiene una imagen ladrillera y permite una ruptura.
Conceptos técnicos
En un edificio de ladrillo visto, el módulo es el mismo ladrillo, es decir, los múltiplos de este material van haciendo que los paños tengan una trama completa. Esto implica una planificación ordenada, algo que nosotros logramos. Teníamos contacto con muy buenos capataces, que determinaban las cantidades que entraba en cada paño.
Imponer el ladrillo, promovió desarrollos de mayor envergadura de este material, no había grandes industrias dedicadas a eso antes.
Comparativamente con un edificio resuelto en vidrio o en otro material costoso, el ladrillo es muy adecuado ya que cuesta más que hacer un frente revocado. La calidad del ladrillo representa un 10% más de costo, que puede variar luego, pero que la gente está dispuesta a pagar.
Hay una clasificación de ladrillo: visto y semivisto. Utilizaba ladrillos de 26x12x6. Rara vez utilicé ladrillos especiales, de 15×15 (medio módulo). En viviendas también utilicé ladrillones grandes de 30×30 y 30×40. Otra forma de usar el ladrillo (además de envolvente), es como estructura vista, con el ladrillo rellenando paños o contenido. Para hacer más perfecto un ladrillo, creo que la clave era darle menos cocción. El ligante que generalmente se usa, es la fibra de aserrín.
Cuando yo empecé a trabajar, mis socios no veían al ladrillo para un edificio: pensaban que estaba bien para una casa, para una industria, pero no para edificios en altura.
Construcciones ladrilleras en Ciudad de Córdoba
En cuanto a duración, por ejemplo el escalonado de la Cañada, está hace alrededor de 40 años. En Europa ya no se trabaja el ladrillo como nosotros lo concebimos, sino que se trabajan los listones.
No solo en edificios de vivienda, yo también lo aplique en los hoteles Panorama. En las obras comerciales como el Shopping de Villa Cabrera, y el Paseo de la Aldea, también estaban trabajados en ladrillo. En el Paseo Oriental también.
Cronología y experiencias de desarrollos con el material
Si el edificio era todo de ladrillo, y le poníamos fachada de otro material, se volvía todo un poco inconsecuente. El primer edificio en ladrillo que hice está en la esquina de Trejo y San Juan.
Luego saltamos al escalonado que lse ubica sobre Chacabuco/Maipú, que tiene un juego volumétrico interesante (cada dos pisos, se trenza).
Cuando hice el primer edificio, no me imaginaba cuántos iba a poder hacer. Podía influir en los sitios comprados, en cuanto al material, porque ya venía en representación de una empresa.
Sobre el desarrollo de edificios en altura en Nueva Córdoba: la normativa debió surgir mucho antes. Nadie va a dejar de usar los terrenos de tal forma que arroje rendimientos. Nunca se tendría que haber permitido que se vaya más allá de dos pisos. Con el último cambio de Código, se hace 10 veces el suelo. En una vivienda, también utilicé ladrillo a la vista. En junta rasada, y también pintado (gris, beige, teja), que queda muy bien, aunque no soy muy amigo de los estucos, por la influencia de la humedad. Siempre me ha gustado más el material visto.
El ladrillo visto interior requiere equipamiento e iluminación especial, porque el ladrillo absorbe la luz. Hay que ir por colores claros (beige pálidos, grises), y por una buena iluminación artificial. También requiere de una dirección muy ajustada, que a veces no es posible concretar.
1927-2009
Oriundo de la Ciudad de Córdoba. Desde temprana edad, manifestó una notable inclinación por el dibujo y la naturaleza, por lo que, luego de finalizar sus estudios de nivel secundario, inicia la carrera de Arquitectura, Urbanismo y Diseño en la UNC. Graduado en el año 1959, se inicia rápidamente en el área de la docencia y a posteriori, se desempeño como decano de su facultad (período 1969-1971). En el marco de diversas exposiciones y congresos (a nivel nacional e internacional), pudo dar a conocer sus obras y transmiitir todo el conocimiento acumulado en su trayectoria; obtuvo diversos galardones. Otra de sus facetas en el arte, fue la pintura.
Protagonista: arquitecto José Ignacio «Togo Díaz», ícono de la arquitectura ladrillera cordobesa. El referente brinda su cosmovisión acerca del material y relata de qué manera lo implementó en sus obras, marcando una acentuada tendencia en la Ciudad de Córdoba.
Fotografías, video y entrevista: Arq. Roger Berta // Edición: Lic. Juan Pablo Cafure
Nota de introducción: Arq. Lidia Samar