Hábitat compartido
La casa de Cecilia y José está ubicada en un terreno de grandes dimensiones, pero de límite irregular, en un pequeño barrio cerrado de la zona sur de la Ciudad de Córdoba Capital, zona caracterizada por este tipo de urbanizaciones y que prioriza el entorno natural – casi rural-, a escasos kilómetros de la ciudad.
La implantación en el sitio – debido a las proporciones del mismo – las orientaciones y la necesidad de conseguir la privacidad necesaria para la vida familiar, se decidió en la parte posterior del lote, generando una fachada oculta, apenas vislumbrada desde el exterior y sorpresiva cuando se avanza en su recorrido. Esto le ofrece un tinte distintivo en relación a otras viviendas de la zona, tendientes a ubicarse en la parte anterior de los lotes.
El proyecto se planteó con los conceptos relacionados de la casa como reunión familiar y la dicotomía de espacios privados con espacios familiares. El ejercicio proyectual aborda estos conceptos debido a la conformación familiar, compuesta por una pareja ensamblada de una mujer con dos hijos adolescentes y un hombre solo, ambos devenidos de matrimonios anteriores; todos con actividades diferentes, deseosos de emprender una nueva vida familiar, pero sin renunciar a sus individualidades y espacios propios.
Con estas premisas, la vivienda se desdobla en dos, siguiendo la geometría del terreno y adoptando diversos ejes, siempre buscando las mejores visuales, la privacidad en los espacios que lo requieren y el gesto de que ambas casas envuelvan los espacios exteriores comunes de las familias, el espacio de encuentro y reunión, pero sin perder la unidad y una lectura de que, al fin y al cabo, se trata de una vivienda de una sola familia.
De este modo, se ubica en uno de los lados, una vivienda más chica (para uso individual), con solo un dormitorio en planta alta, un espacio intermedio biblioteca y un pequeño taller de pintura, con buena iluminación, y reduciendo al mínimo los espacios diurnos de planta baja, en los que el equipamiento de cocina y su mutación lo completan. Del otro lado, se ubica la vivienda más grande -con tres habitantes – también en dos niveles totalmente diferenciados en funciones y morfología.
Entre ambas casas se desarrollan los espacios para las actividades comunes de la familia ensamblada: quincho cochera, asador, depósitos comunes, piscina con deck y solárium y jardín delantero, reservándose el jardín posterior para disfrute de la pareja, desde sus espacios privados.
La acción de llevar los espacios individuales a la periferia y establecer la conexión con los espacios comunes de reunión se repite en la vivienda grande: los hijos, con sus espacios en la planta alta, la señora con los suyos en la parte posterior de la planta baja. La unión de ambos bloques se realiza en la planta baja, en los sectores de uso comunes (equipamiento de cocina central y separador).
En ambas casas, se tomó muy en cuenta la luz natural, a distintas horas del día, y los giros con visuales interesantes, tanto hacia la vivienda como desde el interior al exterior.
La materialidad es tradicional y de mantenimiento moderado, con revoques plásticos con color incorporado, revoques lisos, revestimiento de piedra y aberturas de aluminio anodizado con DVH. Se respetaron algunas especies arbóreas preexistentes y se completó con una jardinería cuidada, que colabora con la privacidad buscada.
Con su materialidad y morfología, ambas casas proponen un estilo de vida relajado, con espacios que proponen la privacidad y aislamiento, así como la reunión y la felicidad del encuentro compartido.
Proyecto: Estudio 4 – Arquitectos: Ferrer – Simone – Soria.
Conducción Técnica: Arq. Guillermo Gribott.
Superficie Total: 332 m2.
Ubicación: Estancia La Lucila. Córdoba Capital.
Fotos: Arq. Roger Berta