Supersalone, de cara a la 60º edición del Salone del Mobile
Por Arq. Mariana Papis
Milán, una ciudad vibrante, icono del diseño mundial, reafirma su centralidad y con cierta timidez, comienza a palpitar nuevamente.
El Salone del Mobile de Milán, en su formato “Supersalone”, tuvo lugar durante el pasado mes de septiembre, luego de varias cancelaciones y ediciones digitales debido a la pandemia originada por Covid-19.
La participación de las marcas fue reducida (alrededor de 400 expositores principalmente italianos, reunidos en solo cuatro pabellones) y aquellas que no se hicieron presentes oficialmente en el Salone, idearon formatos para presentar sus colecciones en galerías, edificios históricos y locales de la ciudad. Además, se dió lugar a una intensa actividad online para todos aquellos visitantes asiduos que no pudieron desplazarse debido a las restricciones sanitarias.
Acorde a un concepto que se venía gestando en ediciones anteriores – y luego de tiempos difíciles vividos por toda la humanidad – , la sostenibilidad, la reutilización, el reciclaje y la circularidad fueron los ejes principales de este año. Un enfoque reflexivo y necesario para recuperar no sólo el crecimiento económico, sino también un desarrollo mejor y más responsable.
Ya en el ingreso a la feria, un centenar de árboles recreaba un pequeño bosque que daba la bienvenida a los visitantes y se extendía a los distintos sectores de exhibición y esparcimiento. Este proyecto denominado Forestami pretende continuar con la plantación de 3 millones de árboles en la ciudad metropolitana de Milán para 2030.
En el Supersalone, todo el mobiliario y las piezas diseñadas por Andrea Caputo y Stefano Boeri, el comisario de esta edición, eran reciclables. Las marcas se instalaron dentro de un sistema modular de paredes de madera laminada, sin la utilización de pegamentos ni pinturas, que podían desmontarse y reutilizarse.
Sin una clasificación por zonas como en otras ocasiones, las diferentes marcas de cocinas, iluminación y mobiliario convivieron en los pasillos y por primera vez los fabricantes pudieron vender piezas de su catálogo en el mismo recinto.
Entre las diversas propuestas, fue posible identificar varias referencias a la vida, la naturalidad y las raíces; un retorno a la producción con materiales locales, trabajo artesanal y un gran apelo a la historia propia de cada país.
Líneas orgánicas, colores tierra, verdes, azules, naranjas y amarillos, blancos texturados, tejidos naturales y conceptos bioecosostenibles con cierto toque de originalidad, fueron la constante.
Si bien el Supersalone ha sido un evento de una escala muy distinta a la que Milán nos tiene acostumbrados, ha servido para reunir después de mucho tiempo a los distintos actores con la promesa de una gran celebración de la 60º edición del Salone del Mobile en 2022.